lunes, 2 de octubre de 2017

CORRECTIO FILIALIS: UNA ANTÍDOTO INYECTADO CON UNA JERINGA INFECTADA

Correctio Filialis al papa Francisco: un antídoto inyectado con una jeringa infectada.
La carta, abierta a nuevos signatarios, tiene ahora los nombres de 62 clérigos -entre los cuales está Mons. Fellay, Superior General de la FSSPX- y académicos universitarios laicos de 20 países.
Su título está en latín: “Correctio filialis de haeresibus propagatis” (literalmente: “corrección filial sobre herejías propagadas”). Ésta afirma que el papa, por su exhortación apostólica Amoris laetitia así como por otras palabras, acciones y omisiones respecto a ésta, efectivamente ha sostenido siete proposiciones heréticas respecto al matrimonio, a la vida moral y a la recepción de los sacramentos, y que él está en el origen de la difusión de estas opiniones heréticas en el seno de la Iglesia católica.
Estas siete herejías han sido expresadas por los signatarios en latín, lengua oficial de la Iglesia.
De lo que podemos alegrarnos
La Correctio Filialis ha sido como un trueno en el mundo católico: por primera vez desde la crisis desencadenada por el concilio Vaticano II, la ortodoxia del papa es cuestionada, ya no por la FSSPX, sino por una base mucho más amplia. Antes las Dubia de los 4 cardenales señalaron igualmente las afirmaciones del papa Francisco contrarias con el dogma católico.
El interés de este texto, además de sus signatarios, es el tono que emplea: al fin se habla de herejía, y el texto cuenta incluso siete, ¡mientras afirma que no pretende ser exhaustivo! Finalmente se hace una relación con el protestantismo, protestantismo que tanto ha penetrado el conjunto de la doctrina conciliar. Un texto respetuoso ciertamente, pero sin rodeos: se puede hablar de una verdadera corrección fraternal.
Lo que podemos lamentar
En el texto de 17 páginas, aunque hay numerosas referencias al Magisterio católico, contiene ocho referencias al concilio Vaticano II (1) de las cuales tres pertenecen a Lumen Gentium, uno de los textos más nocivos del concilio.
Sin embargo, el concilio es el origen de la crisis actual de la Iglesia, cosa que esta Correctio Filialis se niega a señalar. Este texto está de hecho en la hermenéutica de la reforma de Benedicto XVI que pretendía en definitiva querer encontrar una hermenéutica que haría de la revolución conciliar el desarrollo del Magisterio católico.
Querer contrarrestar las herejías contenidas en Amoris laetitia del Papa Francisco, texto que se apoya en gran medida en el concilio Vaticano II, mediante esta Correctio Filialis, que también se apoya en parte en las referencias al Concilio Vaticano II, es querer inyectar el veneno al mismo tiempo que el antídoto, o inyectar el antídoto con una jeringa infectada.
La firma de Mons. Fellay
La presencia de esta firma sorprende. Por una parte porque hace bastante tiempo que Mons. Fellay se negaba a cuestionar de manera directa al papa, preocupado en su silencio en obtener la prelatura personal, pero también porque esta firma tuvo lugar en un segundo tiempo, una vez que el cardenal Müller y luego el cardenal Luis Ladaria Ferrer, nuevo prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, le señalaron que no habría prelatura más que con el reconocimiento total del concilio Vaticano II. La puerta romana se cerró, y el Capítulo electivo de 2018 se acerca.
El elemento más vergonzoso, es que esta firma está puesta al calce de un texto bueno en su conjunto, pero en el que una parte de las referencias, como hemos visto, es el concilio Vaticano II. Esto equivale a respaldar este enfoque de la hermenéutica de la reforma que da un valor magisterial al concilio, mientras que es este concilio la fuente envenenada de Amoris laetitia. Esta firma muestra un poco más cómo la voz específica de la FSSPX se calla para alinearse en las críticas que emanan de los movimientos llamados conservadores de la Iglesia, a riesgo de asumir argumentos lamentables.
Conclusión
El Concilio no es sólo un acontecimiento que debe ser superado, no es un paso falso que debe relativizarse, no es un texto ambiguo que debe ser reinterpretado. El concilio Vaticano II ha sido una revolución completa que no perdonó nada. Y Amoris Laetitia es su hija natural.
“Delenda est Cartago”: Roma comprendió que ella no sobreviviría bajo los mismos cielos que Cartago. La Tradición no puede sobrevivir bajo los mismos auspicios que la Iglesia conciliar. ¡Delendum est Concilium!
Christian Lassale
(1) Cosa igualmente sorprendente: estas referencias no son publicadas en la versión francesa, como si hubiese sido necesario evitar que estas referencias fueran demasiado visibles...