domingo, 10 de agosto de 2014

COMENTARIO ELEISON Número CCCLXIX (369).- 09 de agosto de 2014

 


¿Israelitas, Israelíes?


Aceptemos entonces (CE 368) que las órdenes de Dios Todopoderoso de exterminar ciertos pueblos en el Antiguo Testamento (por ejemplo I Sam.XV) han sido un acto de justicia y de misericordia para los paganos mismos y un acto también destinado a ayudar a los israelitas en la preparación de la cuna para el Dios Encarnado, Nuestro Señor Jesucristo, para cuando El viniera varios siglos más tarde. Esta cuna, los israelitas sí la han efectivamente provisto, particularmente con la Santísima Virgen María para con la cual toda la raza humana tiene una deuda sin límites de gratitud. Si alguno de nosotros llega al Cielo, será solamente por su intercesión.

Entonces, ¿qué conexión puede existir entre esos judíos a través de los cuales viene la salvación (Jn.IV,22) y el conjunto de los judíos de hoy que están masacrando a Palestina o que apoyan moralmente o financieramente la masacre? La mayoría de los judíos de hoy, siendo judíos askenazis, bien pueden no ser descendientes por la sangre de Abraham, pero sea como sea, ellos han seguramente absorbido a través del Talmud, el libro sagrado del Judaísmo post-cristiano, lo que Nuestro Señor llamó “la levadura de los fariseos y de los saduceos” (Mt.XVI,11), para significar el espíritu de sus acérrimos enemigos que lo crucificaron y que han combatido su Iglesia desde entonces. ¿Y como este Pueblo Elegido ha podido alistarse consistentemente entre sus peores enemigos? (Si la sola pregunta parece “antisemita”, uno debe recordar que la verdad es buena mientras que el “antisemitismo” es malo, de tal manera que nada verdadero puede ser “antisemita” y nada “antisemita” puede ser verdadero. Lo que sigue es la verdad, y no tiene de ninguna manera algo que ver con el así llamado “antisemitismo”).

En primer lugar si el Pueblo Elegido se volvió contra su Dios, el problema puede parecer cronológico, pero en el fondo no lo es. A lo largo del Antiguo Testamento hubo israelitas que se volvieron en contra de Dios, por ejemplo los adoradores del becerro de oro o los judíos exilados en Babilonia. Dios tuvo que castigar a menudo a su propio pueblo “de dura cerviz” y rebelde. Del mismo modo desde el principio del Nuevo Testamento hasta nuestros propios días hubo siempre convertidos judíos célebres, como San Pablo que era tan judío como se puede serlo (cf.Rom.IX,1–5; II Cor.XI,21–22; Fil.III,4–6). La diferencia entre israelitas e israelíes es la misma diferencia que hubo siempre entre los de cualquier raza que aman a Dios y los que se rebelan contra El. La verdadera línea judeo-cristiana se extiende desde Abel pasando, por ejemplo, por Abraham, Moisés, David y la Madre de Dios hasta la Iglesia católica. La falsa línea judeo-cristiana pero verdadera linea judeo-masónica se extiende desde el maldito Caín pasando, por ejemplo, por los que mataban a los profetas de Dios hasta Anás y Caifás y la masonería moderna que fue creada por judíos y que está todavía controlada por ellos con el propósito de luchar contra la Iglesia católica, aún cuando muchos masones desconozcan este hecho.

Muy bien, pero ¿no es el contraste entre israelitas e israelíes particularmente agudo? Sí, porque como dice el viejo refrán, “Cuanto más alto se está, más dura es la caída”. Una vez que el Pueblo Elegido se hubo rehusado a ser el servidor particular de Dios, como lo hicieron ampliamente desde la Encarnación en adelante, ellos estaban destinados a volverse los servidores particulares del Diablo. Para ellos no podía haber nada intermedio. Y, ¿qué había detrás de este rechazo? En una sola palabra: soberbia. En lugar de utilizar los dones especiales que Dios les proporcionó para Su gloria, ellos los desviaron para servir a su propia gloria. Antes que viniera su Mesías, se pusieron a concebirlo de una manera errónea como su salvador material en lugar de espiritual, de tal manera que cuando El vino, ellos rehusaron reconocerlo, y desde entonces lo combaten por haber reemplazado su religión mosaica racialmente exclusiva por la religión Católica racialmente inclusiva, abierta a todas las razas.

Y, ¿qué pueden hacer los Católicos para resistir a la dominación material de los antiguamente Elegidos arrolladora todo alrededor nuestro? Materialmente, casi nada, pero una sola alma rezando espiritualmente y sinceramente para que venga el Reino de Dios y para que se haga Su voluntad, puede hacer que Dios desplace montañas materiales, un juego de niños para Dios. El solamente permite esta dominación judía para traernos de vuelta a El.


Kyrie eleison.